Actividad. Otra de las grandes asociaciones con respecto a las dietas es el hecho de sufrir con el deporte. Está muy asumido el hecho de que sin sudor y sufrimiento no se pueden obtener resultados y, por diversos motivos, no todo el mundo tiene aptitudes para el deporte, por lo que este puede ser un motivo que haga fracasar nuestros intentos de pérdida de peso.
Una vez más entra aquí la importancia del objetivo y de instaurar hábitos. Debemos pensar que estamos enseñando a nuestro cuerpo un nuevo estilo de vida. Por lo tanto, debemos ser realistas. Si no eres una persona que practica deporte habitualmente, no es sostenible pensar que, de la noche a la mañana, vas a estar yendo todos los días al gimnasio dos horas y el fin de semana vas a aprovechar para hacer rutas en bici.
Puede que mantengas esta rutina el primer mes, o incluso los dos primeros, pero probablemente, acabes cansándote de esa exigencia y, además, corres el riesgo de lesionarte. Aquí tienes un artículo de la traumátologa Miranda Trauma en el que habla del peligro que hay detrás de estos propósitos tan radicales.
Los hábitos se crean poco a poco y de uno en uno, debemos aplicarnos el refrán popular de “quien mucho abarca, poco aprieta”. Es más, si nunca has practicado deporte con asiduidad es imprescindible que te dejes guiar por un profesional cualificado, de hecho, lo ideal sería que durante este camino te acompañe un entrenador personal (graduado en INEF). Recuerda que nuestro principal objetivo es mejorar la salud, si la estropeamos en el proceso es que algo no estamos haciendo bien.
Para llamarlo ejercicio no hace falta que estemos inscritos en un gimnasio.
Ejercicio también es dejar de utilizar el ascensor o las escaleras mecánicas. Te animo a que analices tu día a día con detalle y pensando de que manera puedes aprovechar para incluir más actividad, seguro que encuentras un montón de pequeñas acciones como viajes en ascensor, escaleras mecánicas, trayectos en coche o ratos muertos en el sofá que puedes sustituir por otras como subir y bajar escaleras, pequeños paseos o picos de ejercicio. Esto no quiere decir que debas descartar inscribirte a un gimnasio o empezar a practicar un deporte, al contrario, te animo a ello.

Se trata de introducir en tu día a día una serie de hábitos que supongan un aumento de la actividad física, por lo tanto, un hábito puede ser ir dos veces por semana al gimnasio o apuntarse a clases de crossfit, pero lo más importante no es la cantidad de actividad que hagas, ni la intensidad, lo importante es que se pueda mantener en el tiempo, ya que para una conseguir un cambio real buscamos crear hábitos, no realizar esfuerzos temporales.
Nota: Este post pertenece a una serie de tres artículos donde desarrollo los pilares que yo considero fundamentales a la hora de encarar un proceso de mejora de nuestro estilo de vida. Si quieres leer más aquí hablo sobre la Actitud y aquí sobre la Alimentación.
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